domingo, 26 de octubre de 2008

NO HAY PARTIDO, PERO SI HAY LIDER Y HAY MOVIMIENTO

NO HAY PARTIDO, PERO SI HAY LIDER Y HAY MOVIMIENTO

La lectura política que los medios oficialistas nos endilgan para interpretar o desmenuzar las acciones y consecuencias del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo encabezado por Andrés Manuel López Obrador no son otra cosa que el consabido intento por minimizar e intentar borrar del mapa político al principal opositor del régimen usurpador que actualmente “gobierna” México.

Sin lugar a dudas el Partido de la Revolución Democrática abdicó hace ya muchos años a su misión histórica de conducir políticamente la transformación de México. Cooptado por Nueva Izquierda y su aliado Alternativa Democratica Nacional, el PRD es hoy en día una partido seudoizquierdista, proclive a negociaciones vergonzosas, ajeno a los intereses populares y completamente pragmático, sin ideales ni convicciones. El PRD no es un instrumento del pueblo, es un instituto político que compra y vende candidaturas, que se somete y se regala, que ha traicionado al pueblo de México. Sus mediocres resultados electorales en Guerrero y Coahuila son la prueba fehaciente de la descomposición política extrema a la que ha sido sometido el PRD gracias a los lineamientos impuestos vía fraude por Nueva Izquierda y Alternativa Democratia Nacional. Sus diputados y senadores, en la mayoría de los casos, constituyen una nueva clase política burocratizada, sin el más elemental compromiso con la gente. Se hizo realidad en ellos aquellos augurios de los años setenta, que veían en la inserción a cargos legislativos el riesgo de “aburguesarse”. Aunque el término este en desuso, es obvio que los cañonazos quincenales que devengan por su labor legislativa acabó con su espíritu opositor.

En cambio, tenemos un líder que ha sido vetado en los medios masivos de comunicación. Todos los días, sin excepción, es vilipendiado, calumniado, tergiversado y agredido en notas periodísticas, columnas, opiniones, páginas web y programas de radio y televisión. Le cierran los espacios para que se exprese, y los pocos que brindan apertura lo hacen para atacarlo. Sin recursos económicos, sobrevive con un gobierno legítimo que cotidianamente se ve en severos problemas para su manutención material.

A pesar de lo anterior, este líder ha recorrido en menos de dos años casi dos mil municipios del país, logra concentrar a miles de personas convocándolas con 24 horas de anticipación y es hoy en día la principal y genuina oposición al gobierno usurpador de Felipe Calderón.

Ese líder no esta, sin embargo, sólo. Atrás de Andrés Manuel López Obrador hay más de dos millones de personas afiliadas a su gobierno legítimo y, al menos en el Distrito Federal, tiene 20 mil brigadistas activos, dispuestos a salir a las calles convocándolos con dos horas de anticipación. Esos 20 mil brigadistas son la gente más consciente y politizada, y salen a las calles a manifestarse con más convicción y corazón que cualquier diputaducho del PRD.

Que nadie se asuste por la catástrofe del PRD: si ellos decidieron en su Congreso Nacional de agosto del 2007 cerrarle las puertas al pueblo de México, hundirse ellos mismos y vivir de sus míseras prerrogativas económicas y legislativas, que se empachen con su falta de visión y ausencia de compromiso. Si el PRD se descompone al grado de obtener menos del 10% en cualquier tipo de elección es algo que ellos mismos decidieron tener. Y por cierto, aquellos “delegados nacionales” del PRD no se ven ni de lejos en el movimiento actual en defensa de Pemex. Así son: accedieron a votar lo que les ordenaron porque les pagaron el hotel y la comida en aquel Congreso de 2007. Así de mezquinos y pusilánimes son los perredistas de Nueva Izquierda y Alternativa Democratica Nacional.

Hace tan sólo cuatro días, los senadores del PRD, con el esquirol de Carlos Navarrete a la cabeza, nos querían vender la idea de que la reforma de Pemex había sido un logro de la izquierda y cantaban la victoria por todos lados. Tan sólo dos días después de que votaran a favor los siete dictámenes, sale a la luz la rendija de los bloques que se pretende asignarle a las trasnacionales para explorar y extraer hidrocarburos. No tenemos nada que agradecerles a los senadores, quienes quedaran permanentemente marcados con el estigma de haber votado esos dictámenes a favor, tal como les ocurrió con la reforma indígena y la Ley Televisa.

En México, hoy en día no existe un partido de izquierda, pero tenemos un líder y un gran movimiento social. Con eso podemos lograr la transformación de México. El movimiento social es más poderoso y tiene mayores perspectivas. Así nos lo han enseñado las experiencias en América Latina.



0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comenatario