miércoles, 3 de junio de 2009

“Defender lo indefendible” I/III

Escrito por Adriana Mújica M.
La Jornada Morelos
Miércoles, 03 de Junio de 2009 00:00



Once años han pasado desde la salida de Carrillo Olea, nueve de los mismos, nuestro estado ha estado gobernado por el PAN y las cosas no se ven mejor que entonces, al contrario, se ven bastante peor. Como se señala claramente que conocer la historia permite no volver a repetir los mismos errores, vale la pena un recuento histórico, con información que ha sido publicada. En 1995, se incautó la casa marcada con el número 24 de la calle Amacuzac esquina con avenida de Los Estrada, colonia Vistahermosa, situada a tres calles de la residencia oficial donde habita el Ejecutivo local, al acreditar los vínculos del comprador con el cártel de Juárez. En ella se encontraron animales disecados y un cuarto secreto en el baño, en donde presuntamente se almacenaban enervantes y se escondían cuerpos, ya que en el pequeño espacio de 1.5 metros cuadrados había sedimentos de sangre en el suelo. En lo alto del cuarto se apreciaba una cerradura hermética que se accionaba desde afuera. A un costado de la casa había un gran salón de billar, cuyos palos tenían incrustaciones de oro. La PGR también encontró en esta casa documentación bancaria. En la propiedad de mil 257 metros cuadrados los vecinos confiaron que aterrizaba un helicóptero y en ella se celebraban grandes fiestas. Los vehículos que arribaban tenían, principalmente, placas del estado de Sinaloa.
El 22 de enero de 1997, The New York Times publicó que según investigación realizada, Carrillo Olea colaboraba “con capos del narcotráfico, principalmente con Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos”. Siete meses después trascendió que “Orlando Carrillo, hermano menor del gobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea, estaba vinculado con el narcotráfico, según se reveló en documentos de Inteligencia Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional”.
Para el 20 de enero de 1998, el procurador General de la República, Jorge Madrazo Cuéllar, deslindó de toda responsabilidad jurídica al gobernador. Tiempo después trascendió en la declaración del ex director de la Policía Judicial Federal (PJF), Adrián Carrera Fuentes (testigo protegido), que en septiembre de 1994 buscó a Carrillo Fuentes: “Logré contactarlo por medio de su hermana Martha, la cual me indicó que Amado se encontraba en Cuernavaca… En el aeropuerto de Cuernavaca fuimos recogidos por pistoleros de Amado, los cuales nos trasladaron a su rancho La Luz, en el municipio de Tecatitla… Estábamos escoltados por unas 50 personas, entre éstas, personal de la PJF… Me pude percatar que en esa ocasión, el gobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea, iba llegando por la puerta principal, en un Grand Marquis negro, de modelo reciente, acompañado por cuatro patrullas del estado; se bajó de su vehículo y le dio un saludo afectuoso y un abrazo a Carrillo Fuentes. Cuando el gobernador llegó, Amado ordenó que me retirara inmediatamente…”
En febrero de 1998 fue separado de su cargo “el coordinador de la Policía Judicial de Morelos, Jesús Miyazawa Álvarez, y puesto a disposición del Ministerio Público Federal para que informara sobre los hechos (en que) su subordinado, el jefe del Grupo Antisecuestros del estado de Morelos, Armando Martínez Salgado, pretendía deshacerse de un cadáver”. Se consignó a ambos, y días después al procurador.
En la declaración posterior de Martínez Salgado, se supo que “en 1997 sin recordar la fecha exacta, alrededor de las 18 ó 18:30 horas, una persona llegó a las instalaciones de la PJE y (me) comunicó que el señor Amado (Carrillo) quería verlo porque tenía detenidos a tres agentes de la corporación en una casa rosa por la calle Diana de la colonia Vista Hermosa” y fue a verlo. También declaró que a mediados de 1997, acudió “a la bodas de plata de El Azul en el hotel “La Hacienda”, a la entrada de la carretera Cuernavaca-Tepoztlán, en la que también estuvo Carrillo Fuentes”.
Desde esa fecha, posteriormente acreditada por la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), trascendió que Nadia Patricia Esparragoza Gastélum tenía vínculos sentimentales con Estrada Cajigal, el gobernador de Morelos.
En abril de 1998, diputados del PRD y del PAN (Marco Antonio Adame Castillo), piden juicio político contra Carrillo acusándole de haber tenido actuación omisa, proteger a funcionarios públicos que cometieron actos irregulares y, entre otras cosas, de no actuar para evitar la corrupción de los cuerpos policíacos de la entidad, y por ende de que se hayan cometido violaciones graves a las garantías constitucionales de los morelenses. Asimismo de no haber actuado conforme a los ordenamientos de legalidad, imparcialidad, justicia y honestidad que marca el artículo 108 de la Constitución.
En ese contexto, y según quedó inscrito en el Diario de los Debates (órgano oficial de la Cámara de Diputados) del jueves 2 de abril de 1998, el diputado Marco Antonio Adame Castillo dijo textualmente: “Afirmamos que es la política orientada al bien común y el derecho y no la violencia, el único camino válido, para defender los legítimos intereses y posiciones en la vida de las sociedades civilizadas. Confirmamos que la violencia sigue siendo el lenguaje de los que no tienen la razón y de quienes, carentes de argumentos y sustento legal y dominados por instintos primitivos, han optado por la defensa a ultranza, de un gobernador que, como ya hemos afirmado en esta tribuna, ha dañado con sus omisiones y encubrimientos, la vida normal de las instituciones y ha causado graves perjuicios a la sociedad y como consecuencia ha merecido la desconfianza de sus gobernados. Nos preguntamos ¿Qué pasa en Morelos? ¿Es éste el lenguaje de la democracia y de la justicia social? ¿Qué oscuros intereses se intentan proteger para llegar al extremo de defender lo indefendible? ¿Qué necedad o complicidad existe entre el gobernador y su partido político, para estar dispuestos en tiempos de debacle electoral y desintegración sistemática a pagar tan alto precio político? ¿Dónde dejan, quienes así actúan, el bienestar y la tranquilidad del Estado y de sus habitantes? … ¿Qué esperan? Que nos enteremos por los medios de comunicación de un acuerdo popular, operado al más alto y puro estilo antidemocrático… Exigimos, a nombre de Acción Nacional, la renuncia de Jorge Carrillo Olea a la gubernatura, pues es inadmisible que sigan dándose ejercicios tan pedestres en el gobierno que encabeza”.
Se fue Carrillo, y en 2000, inició el gobierno de Estrada Cajigal, quien nombra a Cabeza de Vaca como secretario de Seguridad Publica. El mandatario fue protegido en 2003 por el presidente Vicente Fox en los momentos en que su gobierno se tambaleaba por la presunta protección al narcotráfico al ser señalado de facilitar las operaciones del cártel de Sinaloa en Morelos, en particular las que realizaba la célula del capo Juan José Esparragoza Moreno, El Azul.
De hecho, durante su administración, hubo investigaciones sobre la presencia de ese capo y de Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy.
En 2004 estalló el escándalo con la detención del coordinador de la Policía Ministerial, José Agustín Montiel López, acusado de dar protección al cártel de Juárez y de Sinaloa. Se decía que otros funcionarios también fueron “salpicados por el dinero del narco”, entre ellos se mencionaban al secretario de Gobierno, Eduardo Becerra Pérez; al procurador de Justicia del estado, Guillermo Tenorio Álvarez, y al subprocurador estatal para Asuntos contra la Delincuencia Organizada, Alejandro Hernández Arjona.
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Adriana Mújica Murias
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