Por Federico Arreola
02 de Junio, 2009 - 04:21
Leo con frecuencia a Tomás Cuesta, un columnista español que es mi amigo desde hace años. En su colaboración de este martes en el diario madrileño ABC ha hecho referencia al libro Allegro ma non troppo de Carlo M. Cipolla, un italiano especializado en historia de la economía que murió en el año 2000. La referida obra de Cipolla me puso a pensar en las razones de la decadencia mexicana.
Antes de continuar diré que Cipolla, para quienes no lo sepan, es famoso particularmente por haber postulado las leyes fundamentales de la estupidez humana. En efecto, un gran descubrimiento teórico; el único capaz de explicar lo que pasa en la extravagante política mexicana.
En nuestro país, nadie lo ignora, los sucesivos gobiernos de dos partidos, el PRI y el PAN, han causado que el narcotráfico hay crecido brutalmente y que los mexicanos hayamos vivido permanentemente en crisis económica en los últimos 33 años. A pesar de eso, los candidatos del PRI y del PAN -fraudes electorales al margen-, siguen recibiendo muchos votos en cada proceso comicial.
Es obvio que lo anterior solo puede ser comprendido recurriendo a las leyes fundamentales de la estupidez humana de Cipolla.
El mencionado autor dividió a todos los seres humanos en cuatro categorías básicas: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.
Cuando nos relacionamos con un incauto, él pierde y nosotros ganamos.
Si tratamos con un inteligente, él gana y nosotros también.
El malvado, en cambio, es el que gana haciéndonos perder a nosotros.
¿Y el estúpido? Cito lo que leí en un sitio de internet en el que se analiza el trabajo de Cipolla:
"Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.
La mayoría de las personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas, en otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí".
Por el daño que causan, conviene conocer a los estúpidos. Reproduzco enseguida las leyes fundamentales de la estupidez humana de Carlo M. Cipolla:
Primera: "Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo".
Segunda: "La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona".
Tercera (ley de oro): "Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".
Cuarta: "Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error".
Quinta: "La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado".
Desde luego, estúpidos hay en todas partes. Pero hacen más daño en los países en decadencia que en los países en ascenso. Dejemos que el propio Cipolla lo explique:
"Tanto si consideramos la época clásica como la medieval, la moderna o la contemporánea, nos impresiona el hecho de que todo país en ascenso tiene su inevitable porcentaje de personas estúpidas. Sin embargo, un país en ascenso tiene también un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que procuran" tener controlados a los estúpidos. "Y que, al mismo tiempo, producen para ellos mismos y para los otros miembros de la comunidad ganancias suficientes como para que el progreso sea un hecho".
"En un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos" es el mismo que en los países en ascenso, "sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez... y entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de incautos. Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos refuerza, inevitablemente, el poder destructivo de la fracción de los estúpidos, y conduce al país a la ruina".
Está claro: Al PRI y al PAN los dirigen malvados que han gobernado estúpidamente. Se han sostenido en el poder porque, en México, abundan los individuos incautos con una elevada dosis de estupidez.
jueves, 4 de junio de 2009
Las leyes fundamentales de la estupidez; o cómo entender a los votantes del PRI y del PAN
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