miércoles, 15 de octubre de 2008

por SDP

Morfemas

Por Morfo
México reprimido

Un amigo me preguntó sobre lo que habría que esperar del mensaje de Andrés Manuel en la asamblea extraordinaria del día 15 de Octubre. Le respondí no saber mucho pero que seguramente tendría que ver con acciones en defensa del petróleo. Este amigo me dijo que también era posible recibir otro “mensaje de amor” de parte de Andrés Manuel. Entendí aquello como ansiedad por tomar acciones contundentes ante la inminente reforma privatizadora de Pemex.

He escuchado mucho estas expresiones; gente que está en la disposición de llegar a las últimas consecuencias con tal de salvar el patrimonio nacional. Claro, no faltan los guerrilleros de café (el tradicional y de internet) que claman por un levantamiento de sofá para defender de lejitos la soberanía.

El fin de semana un señor conductor de taxi platicaba sobre lo que él pensaba es la solución para la situación actual. Entre sus propuestas se encontraban muchos postes de luz, cables y algunos cuellos perfumados de la política nacional.

Así de radical es el pensamiento de la gente, contraviniendo los deseos moralinos y cursis del oficialismo. Pero ¿en realidad quienes son los violentos? ¿Quienes expresan sus deseos o quienes sacan el ejército a las calles?

La realidad es que el tema de la violencia en México es muy familiar. Somos un país crecido de la represión y el asesinato masivo como reformador de la sociedad. No hay época en la historia moderna de México en que no hayan ocurrido grandes masacres (Tlaltelolco, Jueves de Corpus, exterminio de perredistas en el salinato, etc..) las cuales han sido promovidas desde el mismo gobierno de la república como una forma de aleccionar a los revoltosos que van contra el interés de unos cuantos.

¿El país está en condiciones de soportar una gran manifestación popular sin que se corra el riesgo de perder la vida a manos del ejército o los cuerpos policiacos? quizá debamos recordar a Atenco y Oaxaca.

También debemos recordad que tratamos con personas que no dudan en usar al ejército para legimitar el uso de la fuerza mortal como política y para que “vivamos mejor”. Es más, no saben hablar más que con la fuerza. Así que sería bueno ir mentalizándonos que la defensa de los recursos naturales, la soberanía y lo que resta de México costará mucho más de lo que creemos o de lo que deseamos.

Pero no todo es malo, afortunadamente los gobernantes de facto son obtusos de mente, no saben calcular pues no tienen oficio político al ser sólo empleados de las transnacionales. Paradójicamente eso es una ventaja pues vale más el juicio que la historia les hará a estos privatizadores, así, verán sus nombres junto a los de los grandes traidores y asesinos como Díaz, Huerta, Ordáz…

En lo que la historia llega, sería bueno irla haciendo y defender nuestro petróleo y defendernos de esos

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