Valentino Omaña
La derecha se envalentona cuando avasalla por la vía de la ilegitimidad e ilegalidad, se envalentona cuando llega al poder a través del fraude, se siente omnipotente cuando polariza a la sociedad. Así pasó después del fraude de 1988, cuando empezó la ola privatizadora, así sucede ahora que el gobierno panista busca privatizar el petróleo, el agua, la educación y todo lo que se pueda. Atrás quedó el tiempo en el que la derecha era encabezada por el nacionalismo priísta y tenía su contraparte en el nacionalismo católico (sinarquismo).
A partir de 1988, las derechas se unieron y dejaron atrás sus tradicionales discursos, el PRI dejó de pugnar (en el discurso) por el Estado de bienestar articulado como consecuencia de la revolución mexicana, mientras el PAN dejó la visión sinarquista antiyanqui encarnada en el discurso de Salvador Abascal (papá del anterior secretario del Trabajo, Carlos Abascal). Anteriormente dejando de lado las luchas intestinas de la derecha (PRI vs PAN) el país se debatía entre dos propuestas: El nacionalismo capitalista y el socialismo internacionalista. Los sectores que apoyaban estas propuestas se enmarcaron en una lucha en la que los socialistas, quienes luchaban en la clandestinidad, fueron perseguidos de manera brutal por el régimen priísta, el cuál justificaba ante la opinión pública dicha represión con argumentos chovinistas como: “son pagados por el gobierno de la URSS” (estos argumentos fueron retomados por el PRI después del alzamiento zapatista para justificar una posible agresión: “son pagados por gobiernos extranjeros”, “son extranjeros los que manipulan a los indígenas” al tiempo que transmitían imágenes de la solidaridad internacional con el EZLN). Mas tarde un amplio sector de la izquierda socialista optó por la vía electoral (a mediados de los setenta). A partir de la ruptura del PRI originada por el cambio de la doctrina priísta (del Estado de bienestar al Neoliberalismo) en 1988, un sector socialista establece una alianza con la fracción priísta nacionalista (para este tiempo muchos de los que se decían socialistas en realidad eran socialdemócratas oportunistas, surge así el FDN, y después el PRD), al mismo tiempo, el PRI neoliberal establece una alianza con el PAN, la cuál es repudiada por el ala sinarquista del panismo que funda otro partido (Partido Demócrata Mexicano), esta alianza avala los cambios neoliberales impulsados por Salinas, privatizaciones, TLC con EU, reforma a la propiedad comunal y ejidal, comenzado pues con el desmantelamiento del Estado mexicano; el IMSS, la Educación, PEMEX, CFE, Telmex, carreteras, ferrocarriles, ingenios, son y han sido objeto de acciones deliberadas por parte de los gobiernos neoliberales para entregarlas a manos de particulares.
Otro aspecto que vale la pena señalar es que desde 1988 la derecha priísta cambia su laicismo por la prédica del catolicismo, esta situación se hace más evidente en 2000 con la llegada del PAN al poder. El abierto fanatismo católico del sector gobernante se traduce en problemas concretos como la despenalización del aborto, frenada por el poder con argumentos de fe, o bien, la reticencia a reconocer derechos a los homosexuales.
Esta breve descripción que hago acerca de la derecha en México está enmarcada en una agresiva actividad por parte de la derecha para entregar bienes públicos a particulares. Actualmente se busca por todos los medios la privatización de PEMEX a nivel nacional, en los estados y municipios, la derecha busca la privatización de lo que se pueda, ejemplo de esto es la privatización de los servicios de basura en Cuernavaca. No nos extrañe que pronto quieran privatizar el agua desde los congresos locales, con leyes que permitan la “cooperación” de particulares para “mejorar los servicios”. Ante esto, exijo a los diputados locales a que rechacen cualquier reforma y a que impidan que pase por cualquier medio. En ese mismo sentido, hago una llamado a las fuerzas progresistas para que estemos atentos y preparados para evitar cualquier atropello por parte del gobierno yunquista estatal.
Por último quiero pronunciarme como militante perredista (ni modo pues, da algo de pena) por que no se vaya en alianza con el PRI en Cuernavaca, y en cambio, se impulse una candidatura ciudadana que articule al perredismo local con los movimientos sociales (Loma de Mejia, Defensa del petróleo).
¡2 de Julio: día Nacional del Fraude!
La derecha se envalentona cuando avasalla por la vía de la ilegitimidad e ilegalidad, se envalentona cuando llega al poder a través del fraude, se siente omnipotente cuando polariza a la sociedad. Así pasó después del fraude de 1988, cuando empezó la ola privatizadora, así sucede ahora que el gobierno panista busca privatizar el petróleo, el agua, la educación y todo lo que se pueda. Atrás quedó el tiempo en el que la derecha era encabezada por el nacionalismo priísta y tenía su contraparte en el nacionalismo católico (sinarquismo).
A partir de 1988, las derechas se unieron y dejaron atrás sus tradicionales discursos, el PRI dejó de pugnar (en el discurso) por el Estado de bienestar articulado como consecuencia de la revolución mexicana, mientras el PAN dejó la visión sinarquista antiyanqui encarnada en el discurso de Salvador Abascal (papá del anterior secretario del Trabajo, Carlos Abascal). Anteriormente dejando de lado las luchas intestinas de la derecha (PRI vs PAN) el país se debatía entre dos propuestas: El nacionalismo capitalista y el socialismo internacionalista. Los sectores que apoyaban estas propuestas se enmarcaron en una lucha en la que los socialistas, quienes luchaban en la clandestinidad, fueron perseguidos de manera brutal por el régimen priísta, el cuál justificaba ante la opinión pública dicha represión con argumentos chovinistas como: “son pagados por el gobierno de la URSS” (estos argumentos fueron retomados por el PRI después del alzamiento zapatista para justificar una posible agresión: “son pagados por gobiernos extranjeros”, “son extranjeros los que manipulan a los indígenas” al tiempo que transmitían imágenes de la solidaridad internacional con el EZLN). Mas tarde un amplio sector de la izquierda socialista optó por la vía electoral (a mediados de los setenta). A partir de la ruptura del PRI originada por el cambio de la doctrina priísta (del Estado de bienestar al Neoliberalismo) en 1988, un sector socialista establece una alianza con la fracción priísta nacionalista (para este tiempo muchos de los que se decían socialistas en realidad eran socialdemócratas oportunistas, surge así el FDN, y después el PRD), al mismo tiempo, el PRI neoliberal establece una alianza con el PAN, la cuál es repudiada por el ala sinarquista del panismo que funda otro partido (Partido Demócrata Mexicano), esta alianza avala los cambios neoliberales impulsados por Salinas, privatizaciones, TLC con EU, reforma a la propiedad comunal y ejidal, comenzado pues con el desmantelamiento del Estado mexicano; el IMSS, la Educación, PEMEX, CFE, Telmex, carreteras, ferrocarriles, ingenios, son y han sido objeto de acciones deliberadas por parte de los gobiernos neoliberales para entregarlas a manos de particulares.
Otro aspecto que vale la pena señalar es que desde 1988 la derecha priísta cambia su laicismo por la prédica del catolicismo, esta situación se hace más evidente en 2000 con la llegada del PAN al poder. El abierto fanatismo católico del sector gobernante se traduce en problemas concretos como la despenalización del aborto, frenada por el poder con argumentos de fe, o bien, la reticencia a reconocer derechos a los homosexuales.
Esta breve descripción que hago acerca de la derecha en México está enmarcada en una agresiva actividad por parte de la derecha para entregar bienes públicos a particulares. Actualmente se busca por todos los medios la privatización de PEMEX a nivel nacional, en los estados y municipios, la derecha busca la privatización de lo que se pueda, ejemplo de esto es la privatización de los servicios de basura en Cuernavaca. No nos extrañe que pronto quieran privatizar el agua desde los congresos locales, con leyes que permitan la “cooperación” de particulares para “mejorar los servicios”. Ante esto, exijo a los diputados locales a que rechacen cualquier reforma y a que impidan que pase por cualquier medio. En ese mismo sentido, hago una llamado a las fuerzas progresistas para que estemos atentos y preparados para evitar cualquier atropello por parte del gobierno yunquista estatal.
Por último quiero pronunciarme como militante perredista (ni modo pues, da algo de pena) por que no se vaya en alianza con el PRI en Cuernavaca, y en cambio, se impulse una candidatura ciudadana que articule al perredismo local con los movimientos sociales (Loma de Mejia, Defensa del petróleo).
¡2 de Julio: día Nacional del Fraude!
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