viernes, 18 de julio de 2008

EL PODER QUE NO SE TOMA

EL PODER QUE NO SE TOMA. La legitimidad del poder ciudadano.
Héctor Rodríguez Campuzano
www.lazarillos.km6.net

“El poder es una facultad, una capacidad,
que se tiene o no se tiene,
pero con precisión nunca se toma”
Enrique Dussel

Cualquier orden político se constituye para resguardar la vida de quienes conforman tal sociedad. En ello se encuentra la fundamentación legítima que permite una correcta funcionalidad de sus obligaciones, y por consecuente una ansiada gobernabilidad que testifica dicha legitimidad.
Esta necesaria institucionalización del poder de la comunidad constituye lo que el filosofo mexicano Enrique Dussel llama la potestas. Donde el poder de la potentia es decir, el poder del pueblo; es actualizado, refiriéndonos así al ejercicio del poder. Dussell señala que el poder legitimador radica únicamente en la potentia, y se actualiza en la potestas quien ha recibido delegadamente el poder de la potentia. La potentia significa en términos generales esa “voluntad-de vivir” que delega dicha voluntad a la necesaria institucionalidad de la potestas quien se encargara de llevar acabo la voluntad de vivir de la potentia. La Institución de salud, por ejemplo, se le ha delegado el poder no para su propia autoreferencialidad, pues decaería en corrupción del poder; sino más bien para efectuar de mejor manera el servicio de salud que requiere la sociedad que le dio existencia, al delegarle dicha facultad.
A esta lógica de poder, le llama Dussel poder obediencial el “mandar obedeciendo”. Que es la funcionalidad ética de la potestas, de la institución, que reconoce su fundamento ontológico, en el poder delegado por la potentia; permitiéndole así, el correcto ejercicio del poder. Esto es lo que podemos llamar una autentica y perfectible representatividad. Un proceso estructurado que edifica instituciones solidas, y eficientes que responden al poder que fundamenta su existencia: el servicio de la voluntad de vivir del pueblo. Pues ningún pueblo desea que sus instituciones no sirvan sino que respondan a su llamado. No desean que desaparezcan sino que se transformen para su correcta funcionalidad. Instituciones no sólo de estancia sino de coherencia existencial.
Una gran labor nos toca desempeñar para dar lugar a las instituciones que deseamos, y para ello, es comenzar por darnos cuenta del papel que le compete a la institución (potestas) y a la acción vigilante de la sociedad (potentia). Nadie delegaría la potestad de un hijo a quien no conoce. No debemos por tanto dejar en otras manos, lo que nos corresponde como portadores de nuestro derecho que legitima a nuestras Instituciones. Porque ellas fueron creadas para la sociedad y no la sociedad para las instituciones.
Por eso Lazarillos desde varias trincheras como este espacio desde el Correo Semanario, www.lazarillos.km6.net en el espacio cibernético, Círculos de Estudio en la UAEM, Radio por internet, cartelitos como el exitoso “Ahora te Toca a Ti” o el de “Los Héroes”; Foros y actualmente brindado apoyo a Loma Mejía por medio de excursiones universitarias como un acto de resistencia pacifica; exigimos y demandamos nuestro derecho nato de hacer valer lo que consideremos para un mejor vivir. Por lo tanto, Lazarillos tiene en claro que esta reivindicación institucional debe ser asunto concreto de proyectos que desde la movilización social tomen fuerza para tener el más preciado valor político: la legitimidad de sus actos.
El sueño es de todos; los que aún tenemos la voluntad de vivir, y de vivir dignamente; es la valiente añoranza, que radica en la existencia real del mejoramiento de nuestras Instituciones. Por Instituciones legítimas, Todos por la Consulta Popular.
“La representación es necesaria pero es ambigua. No por ambigua se la pude eliminar; hay que definirla, reglamentarla, imbuirla de normatividad para que sea útil, eficaz, justa, obediente a al comunidad.”[1]

[1] Dussel, Enrique, “20 Tesis de política”, Ed. S. XXI, p. 38

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