* Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, durante la asamblea informativa realizada esta tarde en la explanada principal de la delegación Iztapalapa
Amigas y amigos:
Como es evidente, atravesamos por la peor crisis económica, social y política de los últimos tiempos. Nunca, desde el Porfiriato y la Revolución, se había padecido de tanta opresión, pobreza y violencia.
Según nuestra visión, este periodo decadente ha sido provocado por el predominio de un grupo de potentados que se ha venido enriqueciendo inmensamente al amparo del poder público, condenando a la mayoría de los mexicanos al desamparo, la sobrevivencia, al destierro y al sufrimiento.
Además, como sostenemos, esta mafia ha confiscado todos los poderes y se ha venido imponiendo mediante la manipulación que ejercen la mayoría de los medios de comunicación.
Es innegable que vivimos en una República aparente, simulada, falsa. Se habla de que nos rige un Estado de Derecho, pero lo cierto es que se trata de un Estado de cohecho. Se dice también que las instituciones están al servicio del pueblo, pero en realidad dependen de los designios de los poderosos. Se insiste en que hay democracia, pero estrictamente hablando esto no es cierto, porque no existe un gobierno del pueblo y para el pueblo. Lo que hay es una oligarquía que significa exactamente lo opuesto: el gobierno al servicio de unos pocos.
En estas circunstancias se celebraron las elecciones del domingo pasado y quedó demostrado, una vez más, la injerencia de esta mafia para favorecer a sus dos partidos principales, el PRI y el PAN, y a sus otras organizaciones políticas.
El distintivo de estas elecciones fue el uso de dinero a raudales para traficar con la pobreza de la gente. De manera descarada compraron votos; entregaron despensas, vales, materiales de construcción y condicionaron programas sociales. Según nuestros cálculos, con este propósito se destinaron alrededor de 20 mil millones de dólares, principalmente del presupuesto público y de otras fuentes de financiamiento.
Asimismo, para cerrar la pinza, contaron, como es obvio, con el uso faccioso de los medios de comunicación. Baste decir que durante la campaña, según el monitoreo del IFE a noticieros de radio y televisión, llevado a cabo por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, mientras el PRI recibió 107 menciones positivas y 194 negativas; el PT, por ejemplo, obtuvo 9 positivas y 136 negativas. Es decir, por cada valoración positiva para el PRI, 2 negativas, mientras que al PT, por cada nota positiva, 15 negativas.
A pesar de esta enorme inequidad, nuestro movimiento obtuvo buenos resultados. Logramos el propósito de que el PT y Convergencia, acosados por la mafia, mantuvieran su registro como partidos políticos. Tendremos un grupo bien definido de diputados federales de los tres partidos, que sabrán defender al pueblo y a la nación.
Pero lo más significativo de todo, ha sido el caso de la elección en Iztapalapa. Aquí, el domingo pasado, en condiciones por demás adversas, se derrotó a la mafia del poder en México que quiso consumar un descarado fraude electoral anticipado. Para ser más claros, aquí, con el apoyo de este pueblo ejemplar, se derrotó a Carlos Salinas, Manlio Fabio Beltrones, Felipe Calderón y demás integrantes de la mafia, así como al Tribunal Electoral Federal que está a su servicio, a Televisa y a otros medios de comunicación, y a toda esa caterva de políticos corruptos, de paleros y achichincles.
En esencia, aquí se demostró que la mafia del poder en México no es invencible. Aquí quedó de manifiesto que el poder del pueblo es superior al poder de la oligarquía. Por eso fue realmente significativo el triunfo en Iztapalapa.
Desde mi particular punto de vista, en Iztapalapa se reunieron varios factores. Aquí existe un pueblo conciente y dispuesto a participar en la defensa de sus derechos sociales y políticos. Se ha avanzado en la organización desde abajo y con la gente. Hay buenos dirigentes sociales. Hubo la unidad necesaria al interior de nuestro movimiento. Muchos brigadistas trabajaron informando y orientando casa por casa. Tuvimos candidatos como Rafael Acosta, que ha sabido poner por encima de sus legítimas aspiraciones personales, el interés general; y contamos con una extraordinaria dirigente popular, Clara Brugada. Una mujer con convicciones y firmeza, cuyo compromiso con el pueblo se percibe sincero y genera confianza.
Ahora bien, amigas y amigos, se terminó una primera etapa, pero tenemos que seguir adelante y cumplir los compromisos adquiridos con la gente.
Estamos seguros que Rafael Acosta, jefe delegacional electo, sabrá honrar su palabra, que se mantendrá como Ulises, amarrado al mástil de nuestro movimiento escuchando el canto de las sirenas sin caer en tentaciones. Su contribución ha sido fundamental. Con su ejemplo está demostrando que la dignidad no tiene precio, que la vida es muy breve como para enlodarla.
A Clara Brugada, le corresponde gobernar como lo ha propuesto, escuchando y respetando a todos, pero atendiendo primero a los que más lo necesitan; manejando la administración pública con honestidad y austeridad republicana; organizando a los habitantes de Iztapalapa en cada pueblo, barrio, colonia y unidad habitacional para llevar a cabo un verdadero gobierno popular; distribuyendo el presupuesto con justicia y sin condicionamientos políticos de ninguna índole; echando a andar su proyecto de generación de empleos, mediante la contratación de los mismos vecinos para realizar las obras de mantenimiento de escuelas, unidades habitacionales y otros espacios públicos; hacer efectivo el derecho a la educación pública, gratuita y de calidad; garantizar el derecho a la salud y al bienestar, así como resolver el sentido problema del abasto de agua.
También de este laboratorio de la democracia que ha sido Iztapalapa, surge como enseñanza mayor de que lo esencial es la gente. Como bien decía Juárez: con el pueblo todo, sin el pueblo nada. Tener muy presente que la renovación de la vida pública de México sólo será posible si trabajamos con perseverancia, haciendo conciencia y organizando al pueblo. Sólo con la participación ciudadana podremos sacar adelante al país. Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, sólo el pueblo organizado puede salvar a la nación.
Nunca olvidemos que el objetivo principal es derrotar a la oligarquía, en el terreno político, de manera pacífica, para devolverle el poder al pueblo o entregárselo por primera vez, para hacer valer la auténtica y verdadera democracia. Porque cuando haya un gobierno del pueblo y para el pueblo, las riquezas de México serán distribuidas con justicia y cada hombre, cada mujer, cada joven, cada anciano, cada niño, podrá triunfar, soñar, ser feliz y vivir sin angustias ni temores. Y sólo entonces en este país generoso y eterno, de abundantes recursos naturales y extraordinaria cultura, se pondrá un alto al afán de lucro, la codicia y el odio, y renacerá la esperanza, la prosperidad y prevalecerá, por encima de todo, la inmensa bondad que hay en nuestro pueblo.
Amigas y amigos:
Es larga la travesía, todavía tenemos que vencer muchos obstáculos. Se requerirá de muchas fatigas, pero es mayor la satisfacción que produce el luchar por causas justas y por nuestros ideales.
Hacia delante debemos seguir fortaleciendo nuestro movimiento en todo el país; consolidar los comités municipales; seguir convenciendo y adhiriendo a más ciudadanos; crear redes alternativas de información para resistir el embate y contrarrestar la manipulación de los medios de comunicación, y estar preparados para seguir defendiendo con la movilización ciudadana, la economía popular y el patrimonio nacional.
En términos políticos, debemos ir pensando que en el 2012 tendremos otra cita con la historia. Es evidente que la mafia del poder ya está promoviendo a Enrique Peña Nieto como candidato a la Presidencia y que nosotros postularemos a quien esté mejor posicionado para entonces.
Pero lo más importante es que otra vez el pueblo de México tendrá la oportunidad de decidir entre dos proyectos distintos y contrapuestos de nación. Uno, que representa más de lo mismo, el predominio de los intereses de la oligarquía, y el otro, el nuestro, que entraña un cambio verdadero en todos los órdenes de la vida pública, con una nueva economía, una nueva forma de hacer política y una sociedad más justa, más humana y más igualitaria.
Muchas gracias al ejemplar pueblo de Iztapalapa.
Muchas gracias a las mujeres y a los hombres que apoyaron como brigadistas voluntarios.
Muchas gracias a los artistas e intelectuales que nos ayudaron a consumar esta gesta cívica.
Muchas gracias a Jesús Ramírez, Rafael Barajas, Pedro Miguel y a muchos otros.
Muchas gracias a Héctor Vasconcelos, hijo de José Vasconcelos, el mejor secretario de Educación Pública que ha tenido nuestro país, por su compañía en las asambleas informativas durante la campaña.
Muchas gracias a los dirigentes del PRD, en especial a los del Distrito Federal.
Muchas gracias a los candidatos a diputados locales y federales del PRD y del PT.
Muchas gracias a los dirigentes nacionales del PT y de Convergencia. En particular, a Alberto Anaya.
Muchas gracias a los dirigentes de organizaciones sociales y ciudadanas de Iztapalapa.
Muchas gracias a Rafael Acosta y a Clara Brugada.
Y muchas gracias, de todo corazón, a ustedes, asistentes a este acto, que son la vanguardia de nuestro movimiento.
Amigas y amigos:
Sigamos trabajando. Nos asiste la razón. México y su pueblo merecen un mejor destino. Pensemos, parafraseando a Juárez, que el triunfo de la reacción, y agregaría, de la derecha, es moralmente imposible.
¡Viva el pueblo de Iztapalapa!
¡Viva nuestro movimiento!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
lunes, 13 de julio de 2009
Derrotó en las urnas el pueblo de Iztapalapa a la mafia de la política
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