Los encargados de la política exterior estadunidense desaprobaron nuevamente la presencia del presidente Manuel Zelaya en la frontera con Honduras, actitud que “no ayuda” al proceso de negociación bajo el liderazgo del presidente Óscar Arias.
Por su lado, el presidente de facto Roberto Micheletti abogó hoy porque Estados Unidos siga las “sabias políticas” de la secretaria de Estado Hillary Clinton en promover una solución a la crisis en Honduras.
El vocero del Departamento de Estado Ian Kelly reiteró lo declarado por su jefa, Clinton, el viernes pasado, de que la decisión de Zelaya de llegar a la frontera y hasta cruzarla unos metros, fue “imprudente”.
Afirmó que “continuamos instando al presidente Zelaya a permitir el desenlace de este proceso político, estas negociaciones encabezadas por el presidente costarricense Arias. Estamos instando a todas las partes a desistir de acciones que no promoverían este proceso. Y vemos este intento de ingresar a Honduras, ausente cualquier tipo de acuerdo político entre los dos lados que permitirían su retorno, como algo que no ayuda”.
Preguntado si Estados Unidos aún demanda el retorno de Zelaya a la presidencia, Kelly afirmó que “nuestra política sigue siendo la misma, que queremos la restauración del orden democrático, y eso incluye el retorno, por acuerdo mutuo, del presidente democráticamente electo, y ese es el presidente Zelaya”. El vocero reafirmó que considera que el plan de Arias es “bueno”.
Informó que el secretario asistente de Estado Thomas Shannon ha estado en contacto con Zelaya, entre otros altos funcionarios diplomáticos, pero que no entre Clinton y Zelaya. Sobre el viaje que supuestamente tenía programado Zelaya a Washington (algo que divulgó el Departamento de Estado la semana pasada y desmentido por Zelaya inmediatamente después), Kelly dijo que “sabemos que ha expresado un interés en venir a Washington” pero que no hay nada en concreto por ahora con él, aunque también dijo que “si el presidente Zelaya llega a Washington, claro que estaríamos contentos en reunirnos con él”.
Kelly insistió en que Estados Unidos está apoyando el plan de Arias y que el deseo es que se desarrolle, y “no vamos a imponerle alguna fecha límite artificial” para que concluya.
Mientras tanto, el Wall Street Journal publicó hoy un artículo escrito por el presidente de facto Roberto Micheletti, donde argumenta que “la remoción de Zelaya fue un triunfo del imperio de la ley”, y que las políticas de Clinton y el proceso de Arias son la mejor opción para resolver la crisis, y no mayores sanciones contra su país, al cual califica como “uno de los aliados latinoamericanos más leales de Estados Unidos”.
Señaló que el intento “irresponsable” de Zelaya de cruzar la frontera a su país es “sólo un ejemplo más de por qué al señor Zelaya no se le puede confiar que cumplirá con su palabra”, y que Clinton describió apropiadamente esta acción como “imprudente”.
Micheletti subrayó que imponer sanciones económicas a Honduras sería lo peor que Washington podría hacer por su impacto sobre “los más pobres en Honduras”, y recomendó que en lugar de ello “Estados Unidos debería continuar las sabias políticas de la señora Clinton. Ella está apoyando los esfuerzos del presidente Arias para mediar los temas”.
Argumenta que “sugerir que Zelaya fue derrocado por medio de un golpe militar es demostrablemente falso”, al indicar que fue por instrucciones de las autoridades civiles en defensa de la democracia y la constitución hondureña. Micheletti, como parte de la creciente campaña de relaciones públicas en Estados Unidos del gobierno golpista, apoyado por influyentes cabilderos con vínculos cercanos a Hillary Clinton, justifica la acción del 28 de junio contra Zelaya en el contexto del “temor real de la voluntad comprobada del señor Zelaya de violar la ley y promover violencia de la chusma”.
Micheletti acepta que la ruta es “trabajar” con Arias, “quien está proponiendo maneras para asegurar que el señor Zelaya cumpla con las leyes” de Honduras. Pero advierte que si las partes llegan a un acuerdo para permitir el retorno de Zelaya —y subraya que eso está en veremos–, “creemos que a él no se le puede confiar en que cumplirá con la ley y por lo tanto es nuestra posición que tiene que ser fiscalizado…”
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