lunes, 31 de agosto de 2009

RAP CUBANO: VOZ DEL BARRIO

Una nueva realidad, una nueva música En la última década se hace palpable en el entorno cultural cubano uncrecimiento de la presencia del rap . Estas líneas no pretendenadentrarse en las características estéticas del género en la isla,sino asomarse a la relación entre esa variante sonora y el palpitarsocial de La Habana de estos días, pues en los últimos años hacambiado la asimilación oficial de esta manifestación y la opiniónpopular también parece haber sufrido algunas variaciones. Según Kurts Blow en su Historia del Rap , “el tema político en el hiphop surgió con el debut de Public Enemy y Krs-One. Chuck D, de PublicEnemy, quien, como Krs-One, es ahora un orador público en temaspolíticos, era y aún hoy es uno de los más poderosos compositores”. EnCuba, el antecedente de un diálogo social desde la música se encuentraen la nueva trova. En los sesenta, el movimiento fundado por SilvioRodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, entre otros, se dedicó más alos temas internacionales, agrupado bajo la tendencia de lo queentonces se llamó Canción Protesta. Pero en los primeros años aparecíaa menudo la sátira o la crítica de costumbres en las obras trovadorescas. En los últimos tiempos, el mundialmente conocido Silvio Rodríguez seha consagrado a la ratificación del discurso oficial y las figuras queplantean una obra más crítica son menos difundidas. Un ejemplo claroes Pedro Luis Ferrer, compositor de decidida vocación cívica, que raravez se escucha por la radio, aunque mantiene su estatus de artistacubano residente en la isla y, de cuando en vez, aparece enconciertos. A principios de este año, Ferrer aglutinó una buenacantidad de jóvenes en un escueto espacio del Instituto Internacionalde Periodismo y la revista digital La Jiribilla reseñó aquellas“descargas” mensuales. Otros, como Frank Delgado, siguen también fiela una canción de resonancia ética, mientras Polito Ibáñez ­autor detemas críticos en el primer lustro de los noventa- ha asumido el popcomo variante artística, aunque, al igual que el popular dúo Buena Fe,su obra se sustenta en baladas inteligentes y de cierta agudeza. Elbisturí social también asoma la oreja en las obras de Habana Abierta,un grupo de jóvenes músicos residentes en el extranjero, quemantienen una activa interacción con la vida cultural cubana. La circulación del rock tuvo sus dificultades en Cuba. En diversasobras de arte se insiste en criticar el cierre de los sesenta ysetenta, que incluía el disfrute casi clandestino de Los Beatles. Elpasado año se estrenó la obra teatral El concierto , de UlisesRodríguez Febles, en la que se plantea la biografía sentimental decuatro jóvenes mal vistos por su amor a los genios de Liverpool.Pero, por una u otra razón, no ha sido abundante el rock cubano conletras originales que tengan incidencia social. Con todo, muchoshabaneros recuerdan que los conciertos de grupos rockeros se producíande una forma paralela o subterránea en la década de los setenta. En cuanto al rap , desde sus primeras apariciones -hace ahora poco másde una década- se notó la intención social y el énfasis en lasproblemáticas más urgentes de la vida cubana. Recientemente aparecióel tercer número de Movimiento , la revista cubana de rap ,publicación de la Agencia Cubana de esta manifestación. La existenciamisma de la institución y de la revista expresa el grado delegitimación de este movimiento, que ha contado con el apoyo de laAsociación Hermanos Saíz, organización de artistas bisoños,patrocinada por la Unión de Jóvenes Comunistas. En la mencionada entrega de Movimiento , el crítico Roberto Zurbano serefiere a la postura social de estos artistas: “Quiero enfatizaracerca de una importante condición del rapero cubano: es un sujetorevolucionario. Lo defino ­quizás esquemáticamente- como un jovencapaz de describir su situación sociocultural, asumir la tradiciónemancipadora de la Revolución cubana y evaluar críticamente larealidad; interroga constantemente y emite valoraciones afirmativas ynegativas desde cualquier emplazamiento posible. Articula en sudiscurso generacional sus vivencias del llamado Período Especial; encada concierto asistimos a su anecdotario y a puntuales reflexionessobre el turismo, la prostitución, la droga, la doble moral, lacorrupción, el conformismo, cierta desmovilización política, elmercantilismo, la emigración y otras problemáticas de la sociedadcubana e internacional”. Entre las temáticas que enumera Zurbano se destaca la insistencia enlo racial. La Revolución cubana se propuso y logró en muchas esferasuna igualdad de oportunidades para las distintas razas, al menos anivel legal. Sin embargo, las obras de arte y otras formas decirculación de las ideas expresaron síntomas de que la políticageneral no siempre se cumplía a nivel del barrio, la empresa, lafamilia y las tan complejas relaciones interpersonales. Algunos poetas cubanos ­como la Premio Nacional de Literatura NancyMorejón- han tomado como centro al hombre o la mujer negra, con susespecificidades y paradojas. Pero los muchachos del rap van más lejosen su militancia. La franca mayoría negra o mestiza de cultores delmovimiento se deja ver en canciones que toman por los cuernos lasformas, groseras o sutiles, de discriminación o, simplemente, reclamanel derecho de la raza negra a poseer una tradición cultural específica. En cuanto a la filosofía del barrio, sería útil emprender un análisismás profundo sobre ese concepto. Al parecer, las grandes dificultadesde transporte y otras penurias de la crisis de los noventa reforzaronla vida del barrio, que ya contaba con una larga tradición en LaHabana. Últimamente se ha hecho fuerte en la jerga popular el término“repartero”, descendiente del antiguo barriotero, que asume de formapeyorativa los hábitos culturales de la gente de la periferia. Las páginas de Movimiento dan cuenta de las diversas formas de asumirla intención social y de la tentación a ceder a los requerimientos delmercado. De hecho, grupos como los internacionalmente conocidosOrishas o Cubanitos 20-02, o bien dejan sólo matices de la líneacrítica o se desentienden de la problematización y la angustia. Entre los aficionados al género también se localizan opinionesdiversas. Juan Ángel, profesor de preuniversitario de 48 años,enfatiza: “En las primeras canciones ­que se oían de casa en casa, anivel de casetes prestados- era muy fuerte la carga racial. Yo sé quela igualdad no existe ni aquí ni tal vez en ningún lugar del mundo,pero aquellas canciones eran más bien de odio al blanco, muyagresivas. También se metían, y a veces todavía lo hacen, con temasque uno no encuentra en los periódicos como la prostitución o eldescaro de algunos jefes. En eso sí estoy de acuerdo con los raperos,pero en cuanto a lo racial, hay que discutirlo sin ese furor. Meacuerdo de aquella que tenía un estribillo ¿Quién tiró la tiza? y lerespondían el negro ese.. . Se regó como pólvora por la ciudad con undiscurso bastante resentido”. Miguel, traductor, negro, de 30 años, argumenta: “Cuando alguien asumela identidad racial y sus derechos, enseguida lo acusan de racista alrevés, de rencoroso. Pero aquí, aunque la ley protege la igualdad,siguen mirando a los negros atravesa´o, y no los ves ni bailando en elballet, ni de protagonistas en la televisión, ni casi nunca trabajandoen una empresa mixta. Muchos hay en el deporte, y eso porque lasfamilias blancas no mandan a los niños a las escuelas deportivas”. En cuanto a la calidad artística del rap , Mireya, estudiante demedicina de 22 años, comenta: “Es demasiada la moda. Todos los gruposse parecen y aquello de la crítica se ha ido destiñendo. Ahora muchosgrupos repiten cualquier bobería y así se pasan media hora cantando.De los que salen por televisión, la que más me gusta es la Fres-k ”. Por su parte, los grupos más ortodoxos del rap cubano realizan giras amenudo, ya han presentado unos pocos discos y siguen empeñados encumplir -­con mayor o menor virulencia-- su papel de cronistas sociales

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