jueves, 20 de agosto de 2009

Reflexiones de Fidel Castro:

El imperio y los robots (El líder de la Revolución Cubana aborda las colosales sumas que sedestinan a la industria militar en Estados Unidos, panorama contrarioal del sistema de salud en ese país, donde existen 50
millones depersonas sin acceso a los servicios médicos) Hace poco abordé los planes de Estados Unidos para imponer lasuperioridad absoluta de sus fuerzas aéreas como instrumento dedominio sobre el resto del mundo. Mencioné el proyecto de contar en el2020 con más de mil bombarderos y cazas F-22 y F-35 de últimageneración en su flota de 2 500 aviones militares. En 20 años más, latotalidad de sus aviones de guerra serán operados por autómatas. Los presupuestos militares cuentan siempre con el apoyo de la inmensamayoría de los legisladores norteamericanos. Apenas hay Estados de laUnión donde el empleo no dependa en parte de la industria de la defensa. A nivel mundial y valor constante, los gastos militares se handuplicado en los últimos 10 años como si no existiera peligro algunode crisis. En estos momentos es la industria más próspera del planeta. En el 2008, alrededor de 1,5 millones de millones de dólares seinvertían ya en los presupuestos dedicados a la defensa. El 42% de losgastos mundiales en esa esfera, 607 mil millones, correspondían aEstados Unidos, sin incluir los gastos de guerra, mientras el númerode hambrientos en el mundo alcanza la cifra de 1 000 millones de personas. Un despacho noticioso occidental informó hace dos días que a mediadosde agosto el ejército de Estados Unidos exhibió un helicópteroteledirigido, así como robots capaces de realizar trabajos dezapadores, 2 500 de los cuales han sido enviados a las zonas de combate. Una firma comercializadora de robots sostuvo que las nuevastecnologías revolucionarían la forma de comandar la guerra. Se hapublicado que en el 2003 los Estados Unidos apenas poseían robots ensu arsenal y “hoy cuenta --según la AFP-- con 10 000 vehículosterrestres, así como 7 000 dispositivos aéreos, desde el pequeñoRaven, que puede ser lanzado con la mano, hasta el gigante GlobalHawk, un avión espía de 13 metros de largo y 35 de envergadura capazde volar a gran altitud durante 35 horas”. Se enumeran en ese despachootras armas. Mientras esos gastos colosales en tecnologías para matar se producenen Estados Unidos, el Presidente de ese país suda la gota gorda parallevar los servicios de salud a 50 millones de norteamericanos quecarecen de ellos. Tal es la confusión, que el nuevo Presidentedeclaró: “estaba más cerca que nunca de lograr la reforma del sistemade salud pero la lucha se está volviendo feroz.” “La historia es clara –añadió– cada vez que tenemos la reformasanitaria en el horizonte, los intereses especiales luchan con todo loque tienen a mano, usan sus influencias, lanzan sus campañaspublicitarias y utilizan a sus aliados políticos para asustar alpueblo estadounidense.” El hecho real es que en Los Ángeles 8 000 personas --la mayoríadesempleada, según la prensa-- se reunieron en un estadio para recibirla atención de una clínica gratuita itinerante que presta servicios enel Tercer Mundo. La multitud había pernoctado allí. Algunos setrasladaron desde cientos de kilómetros de distancia. “‘¿A mí qué me importa si es socialista o no? Somos el único país enel mundo donde los más vulnerables no tenemos nada’, dijo una mujer deun barrio negro y con educación superior.” Se informa que “un examen de sangre puede costar 500 dólares y untratamiento dental de rutina más de 1000.” ¿Qué esperanza puede ofrecer esa sociedad al mundo? Los lobbistas en el Congreso hacen su agosto trabajando contra unasimple ley que pretende ofrecer asistencia médica a decenas demillones de personas pobres, negros y latinos en su inmensa mayoría,que carecen de ella. Hasta un país bloqueado como Cuba ha podidohacerlo, e incluso cooperar con decenas de países del Tercer Mundo. Si los robots en manos de las transnacionales pueden reemplazar a lossoldados imperiales en las guerras de conquista, ¿quién detendrá a lastransnacionales en la búsqueda de mercado para sus artefactos? Asícomo han inundado el mundo con automóviles que hoy compiten con elhombre por el consumo de energía no renovable e incluso por losalimentos convertidos en combustible, pueden también inundarlo derobots que desplacen a millones de trabajadores de sus puestos de trabajo. Mejor todavía, los científicos podrían igualmente diseñar robotscapaces de gobernar; así le ahorrarían ese horrible, contradictorio yconfuso trabajo al Gobierno y al Congreso de Estados Unidos. Sin duda que lo harían mejor y más barato. Fidel Castro Ruz Agosto 19 de 2009

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