Título anterior: Encinas, en plan grande, empequeñeció aún más a Chucho
En una columna anterior elogié en este espacio el emotivo discurso pronunciado por Alejandro Encinas cuando, en el hotel Sheraton Centro Histórico de la Ciudad de México, rechazó la secretaría general del PRD para no hacerle el juego a Los Chuchos que, con ayuda del gobierno de Felipe Calderón, se robaron la elección interna perredista.En mi opinión, fue extraordinariamente bueno para la lucha democrática mexicana que Encinas no haya aceptado ese cargo. Si lo hubiera hecho, como le pedían no pocos perredistas, habría convalidado el fraude electoral que llevó a Jesús Ortega a la dirigencia de ese partido.Encinas no cedió a las presiones de quienes deseaban verlo como el segundo hombre en la estructura del Partido de la Revolución Democrática, detrás de Ortega, y por lo tanto no fue cómplice del “Chuchinero” que apoyaron el gobierno federal y los medios de comunicación que el PRI y el PAN controlan.Alejandro Encinas, dije, no es de los que comen mierda. El que sí lo hizo (se tragó con gusto sus propios excrementos) fue Jesús Ortega al salir a declarar que le daba gusto que Encinas hubiera permanecido en el partido. ¿Y tu dignidad, Chucho?Mierda también tuvieron que tragar los medios de comunicación que tanto han apoyado a Ortega y a los otros integrantes de Nueva Izquierda. Se comieron cantidades industriales de mierda periodística, unos porque, enojados por la actitud digna de Alejandro Encinas, minimizaron lo que éste hizo. Y otros porque han insistido en seguir golpeando a Encinas y a todo lo que esté relacionado con Andrés Manuel López Obrador.A los amigos de Los Chuchos no les dio gusto que Encinas se haya quedado en el PRD, partido en el que seguirá dando la pelea, desde dentro, por la democracia. Eso les molestó porque ya se imaginaban haciendo y deshaciendo, a sus anchas y sin que nadie les molestara, en el interior de este instituto político.Pero, un momento, que nadie se confunda: que Encinas siga en el PRD no significa que ha perdido fuerza la alianza electoral (más cercana a AMLO que el actual perredismo) entre Convergencia y el Partido del Trabajo. Una alianza a la que no ha sido invitado el PRD y en la que, sin duda, participarán muy pronto Encinas y sus seguidores perredistas.Los Chuchos, que ya están en el basurero de la historia, no van a ganar ni en 2009 ni nunca. Si creen que por controlar la burocracia del PRD controlan a la izquierda mexicana, se equivocan. De hecho, lo mejor de la izquierda, incluyendo a muchos perredistas honestos como Encinas, no tarda en irse a apoyar a la alianza PT-Convergencia. Es que, de plano, no me imagino a alguien tan digno como el senador Ricardo Monreal en otra parte.
Encinas, en plan grande, empequeñeció aún más a Chucho
El diario de la derecha, Reforma, a veces hace muy buen trabajo. Este martes lo hizo. Transmitió completo, por internet, el discurso en el que, muy emocionado, Alejandro Encinas rechazó ocupar la secretaría general del PRD.Encinas no aceptó este cargo para no convalidar el fraude electoral del que se valieron Los Chuchos para llevar a la dirigencia de ese partido a Jesús Ortega.Si Encinas hubiera cedido a las presiones de quienes deseaban verlo como el segundo hombre en la estructura burocrática del Partido de la Revolución Democrática, detrás de Ortega, se habría convertido en cómplice no sólo del “Chuchinero”, sino también del gobierno federal que claramente operó para que Chucho se quedara, a la mala, con la victoria.Alejandro Encinas probó que no es de los que comen mierda. En el PRD las heces quedaron como platillo exclusivo para el pútrido paladar de Jesús Ortega.Pero Encinas no se va del PRD. Seguirá dando la pelea, desde el interior del partido, por consolidar la democracia mexicana. Al mismo tiempo, anunció que creará un movimiento de militantes perredistas para renovar a este instituto político.No lo dijo así Encinas, pero su tarea será la del fumigador que intentará desinfectar la porquería que Los Chuchos van a dejar regada en cada rincón de la presidencia del PRD.Me gustó, y mucho, el discurso de Encinas. El ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México se vio como un verdadero líder de izquierda.Y, aunque las comparaciones son odiosas, mientras escuchaba a Alejandro Encinas, no pude dejar de pensar en Ortega: qué pequeño es Chucho, y qué tonto. Ya nadie podrá sacarlo del basurero de la historia.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Chucho se comió sus propias heces (de Arreola)
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