martes, 23 de septiembre de 2008

Ladillas
Por Pomponio
Diario de Petunia Comes del Caño - 002

Por el Lic. Mefistófeles Satanás

Querido Diario,

Como te conté, mi tío y la virreina me asignaron un “consejero”. Un perrote gringo llamado Wilie E. Coyote. Pero como consejero ha valido verga. Todo lo que intentó se me chispotea. He decidido deshacerme de él. Fui a consultar como con mi tia.

“Tía, usted y yo tenemos que hablar. Es sobre la virreina.”

“Ay, sobrina, a mi ya me vale. Tu tío y yo ya dormimos en recamaras separadas. La verdad, a mi no me cuadraba andar limpiando vomito de borracho o que luego llegara a babearme toda y tratara de hacerme su cochinada. No, yo le puse un ultimátum. Que se quede con su virreina si quiere, pero que no me venga a joder mas.”

Que desilusión fue oír eso. Peor, mi tía estaba obviamente ya borrachita cuando me lo dijo. Decidí ir a hablar con Delasco Arsac, el fuhrer del Yunque, a ver que me aconsejaba.

“Pero ¿por qué quieres dañar a la virreina niña? No ves que ella encarna las instituciones?”

“Ay don Memo, no es tanto joderlo a él sino al coyote que me endilgó. Se supone que yo debo recuperar el DF en el 2009 y deshacerme de los comunistas que ahí pululan. Pero todo lo que el coyote me aconseja que haga fracasa. Necesito un buen consejero.”

“Hmm, ¿ese seria puesto de nómina?”

“Si, es a nivel de oficial mayor. Le pagan una feriesota al coyote. Pero no los desquita.”

“Pos vamos quedando de acuerdo tu y yo. Si te ayudo a deshacerte del coyote tú me das ese hueso, ¿quedamos?”

“Yo pensé que a usted le iba bien.”

“Pos la concesión de vender veladoras para machas no da mucho. Te llamaré en unos días.”

A los cuantos días don Memo me llamó. “Señorita Petunia, tengo la solución. Ordene un traje de Batman del catalogo de ACME. Dígale al coyote que ya es necesario que la ciudad tenga un superhéroe que la patrulle. El coyote se dará un buen putazo, se lo aseguro.”

En efecto, así lo hice. Especifique que me mandaran el traje a los Pinos pues ansina lo pagaría mi tío. Pasaron los días y fui a ver si había llegado. Para mi sorpresa, en cuanto entre en los Pinos los soldados me tumbaron y me pusieron en un cuarto.

“¿Por qué me tratan ansina cabrones?”

“Disculpe señorita Petunia. Es que su tio acaba de sufrir un accidente horrible,” me explico el general a cargo del EMP. “No salga de este cuarto. Es por su seguridad.”

“¿De qué habla? ¿Está bien mi tio?”

“Sí, afortunadamente sí. Lo que pasa es que ya borracho se puso un traje de Batman y se lanzó desde la azotea. Rebotó dos veces y me temo que se fracturo el hombro.”


Por supuesto, querido diario, que no admití haber ordenado tal traje.

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