martes, 16 de septiembre de 2008

Del barril a las aulas

En estas horas de desesperanza nacional, cuando los precios de la canasta básica se encuentran por las nubes, cuando se anuncia el aumento de las gasolinas semanalmente, cuando el miedo crece producto de decenas de muertes violentas al día, cuando se sigue con la necedad de privatizar el petróleo, cuando se pretende desmantelar el sistema educativo público, cuando el partido de izquierda mas fuerte esta en una descomposición de la que difícilmente saldrá, hay una resistencia a que el país sea propiedad de una sola clase social trasnacional.

El movimiento obradorista, el cuál ha sido el único opositor a las políticas del gobierno y los grandes empresarios, esta recibiendo golpes de todos lados, inclusive de la corriente perredista Nueva Izquierda, cuyos miembros tienen puestos de poder gracias al antecedente de este movimiento (las elecciones de 2006) y quienes de manera mentirosa, fraudulenta y traicionera se han adueñado del PRD. En este contexto viene a mi mente la pregunta de si no es necesario crear otro partido político, en otro artículo abordaré dicha interrogante.

Es un hecho innegable que una gran parte de la población ve en el movimiento obradorista la imagen que han creado los medios masivos de comunicación, un movimiento hostil a la unidad del país, también es un hecho que ante la violencia imperante el argumento de la derecha que consiste en que tenemos que estar unidos y de que cualquier oposición al gobierno es promover la división ha adquirido fuerza incluso, y esto no es para espantarse, entre gente que se dice de izquierda, son quienes ahora apuestan por una reforma petrolera “negociada” un punto intermedio dicen ellos, pero en realidad un paso más para la privatización. “Las grandes reformas se han logrado a partir de pequeñas” algo así ha dicho Martínez Cázares en una entrevista televisiva con el periodista mercenario Jaime Sánchez Susarrey, y comparto el fondo de lo que dice: Las grandes privatizaciones se logran empezando con pequeñas, esa es la reforma pactada que buscan NI y sus coleros de ADN.


Ahora bien, el movimiento obradorista no está completamente sólo, se gesta en varios estados la resistencia contra la privatización de la educación o lo que se llama en palabras de los privatizadores Alianza por la calidad educativa. Esta resistencia, que es producto de golpes arteros a las conquistas laborales del magisterio, tiene una fuerza inmensa producto de su composición (por la cuestión cuantitativa y cualitativa). Es muy probable que dicha privatización no sea cristalizada sino por medio violentos, desalojando a los maestros, encarcelándolos. Debe de haber solidaridad con este movimiento de parte de toda la izquierda, tampoco caben las medias tintas, ni los llamados a negociar las conquistas laborales, quienes desde la izquierda hagan llamados de ese tipo estarán traicionando sus principios y se estarán echando encima a la base magisterial que con toda justicia no está dispuesta a ceder un ápice de sus derechos.

Es momento de solidaridad con el magisterio, de que nos avoquemos a la tarea de fortalecer el plantón, de tener a la mano los medios necesarios para repeler algún desalojo, de llevar el tema magisterial a toda la sociedad, la cuál sí ve directamente los beneficios de la escuela pública. Por otro lado, no debemos de eludir el tema central, la lucha contra el nuevo orden nacional que nos quieren imponer, el fin de los espacios públicos y de un Estado garante de derechos para la población, y el inicio de un Estado ejecutor, empleado de la clase empresarial trasnacional. Esa es la esencia de estas luchas aparentemente desvinculadas.


Para finalizar lanzó una pregunta con obvia respuesta: Cuando se privatice PEMEX ¿De donde saldrán los recursos para financiar la educación?

Valentino Omaña G.

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