En conferencia de prensa en Bagdad, el presidente estadunidense George W. Bush se vio obligado a agacharse cuando un periodista local lo llamó ‘‘perro’’ y le arrojó un zapato desde ocho metros de distancia, que voló sobre su cabeza y se estrelló en la pared. Un segundo zapato surcó el aire, y el mandatario iraquí Nouri al-Maliki, quien lo acompañaba en la sesión, trató de interceptarlo. El jefe de la Casa Blanca, nervioso, dijo: ‘‘Estoy bien. Es como ir a un mitin político y que le griten a uno’’. En la cultura árabe, lanzar un zapato a alguien es una grave manifestación de desprecio y constituye una muestra de la indignación prevaleciente en Irak contra el ejército invasor estadunidense Foto Ap
lunes, 15 de diciembre de 2008
‘‘¡Ahí te va un beso de despedida, perro!’’
En conferencia de prensa en Bagdad, el presidente estadunidense George W. Bush se vio obligado a agacharse cuando un periodista local lo llamó ‘‘perro’’ y le arrojó un zapato desde ocho metros de distancia, que voló sobre su cabeza y se estrelló en la pared. Un segundo zapato surcó el aire, y el mandatario iraquí Nouri al-Maliki, quien lo acompañaba en la sesión, trató de interceptarlo. El jefe de la Casa Blanca, nervioso, dijo: ‘‘Estoy bien. Es como ir a un mitin político y que le griten a uno’’. En la cultura árabe, lanzar un zapato a alguien es una grave manifestación de desprecio y constituye una muestra de la indignación prevaleciente en Irak contra el ejército invasor estadunidense Foto Ap
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